Time

A veces, no sé si les pasa, que todo es tan intenso y hermoso que uno no quiere escribirlo por dejar de vivirlo.
No sé, he tenido meses tan llenos de fuego, la lluvia se ha llevado mis lágrimas en las croacas de esta ciudad. Viajé a Tijuana y Rosarito, no sola esta vez, sino con el amor y la tinta, hicimos una fiesta, conocí gente en mi propia ciudad, terminamos en la zona norte pagando un privado en el muy amado Hong Kong, borrachos y felices regresamos a Rosarito, todas lashistorias que conté se comprobaron, mis lugares más íntimos, las olas dónde deje ir a mi padre. Nos encontramos, mi hermano y yo, el que pensé jamás conocería, y me devolvió un poco de papá. Caminé por Rosarito y platiqué mis historias señalando con el dedo los lugares casi exentos de algún cambio. Estuvimos en el RAF dos días de sol y playa, casi por irnos, embelesando la pupila, disfrutando de las risas y los tatuajes que hablan todos los idiomas.
No hay lágrimas al despedirnos, porque sólo llegamos para ir a Cholula, un centro hermoso Yo podría vivir aquí y me responden Mercedes, tú podrías vivir en el centro de cualquier ciudad Me rió porque es cierto, siempre digo eso, tienen algo tan mágico al final de mis días, el centro soy tu centro y tú el mío. Vimos juegos pirotécnicos embellecer el cielo, una feria llena de hot cakes de nutela, cemitas y juegos de canasta dónde te ganas un peluche. Besos y abrazos, muchos tatuajes como siempre y gente muy rara ¿Qué es raro al final de cuentas? Muy temprano caminamos a la pirámide oculta bajo una iglesia, sí bajo ella, caminamos por unos túneles dónde el aire se acababa y la luz era poca, jaulas y mini templos, escaleras diminutas y laberintos in-traspasables, sales y te estrellas contra un centro psiquiátrico abandonado, una que recuerda cosas viendo lugares así, seguimos y había una pradera llena de pasto y un par de árboles, las partes sólidas de la pirámide y sin fin de restos de cerámica regados en el suelo, sólo antes de irnos y comprar algunas cosas, vi en el fondo de la plaza unos seres mágicos colgados de sus extremidades, con los brazos abiertos y los ojos viendo el cosmos, uno de ellos tocaba un tamborcito y la flauta, haciendo el ruido de una ser majestuoso, los voladores. Rumbo a casa y paisajes increíbles desde la ventana, escuchando a Jaguares, por petición del conductor y copiloto, me arrullé y desperté en casa, lista para tomar nuevos caminos y seguir en la aventura de no quedarme quieta y sin tinta. Soy un mapa indibujable e irrepetible.

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